domingo, 30 de septiembre de 2007

Reflexiones ante las próximas elecciones generales.

No tengo duda en mi creencia de que una cuestión de gran peso en el debate a nivel España es al anuncio por parte de la banda terrorista ETA de acabar con la “tregua permanente”, que había “mantenido” a pesar de la ruptura que hizo de la misma con el atentado de la T-4 el 30 de diciembre de 2006.

Sin duda, ello incide, e incidirá, de lleno en la actualidad política, a la que llegamos con el enrarecido clima propiciado por la crispación alimentada por el PP y su socio CC, sobre todo por su negativa a apoyar al Gobierno en la lucha antiterrorista, difundiendo la falsa imagen de que éste negociaba con ETA de manera claudicante para justificar así la rentabilización electoralista que, con Rajoy a la cabeza, hacen los populares de la política antiterrorista.

En esta línea de bloqueo y eliminación de la acción política progresista se tratarán asuntos del calibre como el problema global migratorio, la actuación de España en el mundo, sus intervenciones a favor de la Paz o la política educativa, con el calificativo “ELMAL” como principal argumento contra lo que creo, más que necesario, imprescindible transformación de la enseñanza con elementos fundamentales como la asignatura de Educación para la ciudadanía ( que en Canarias se retrasa hasta lo indecible, seguramente en la esperanza de esta “derechona” a ganar las elecciones generales para no tener que aplicar la Ley), o la dotación de derechos a los profesores de religión y por supuesto el “control” de la población en Canarias.

La duda me nace en cuanto al futuro y a la actuación de otras organizaciones, a las sitúo al mismo nivel de desgaste antisocialista que PP-CC, de los grupos políticos recientemente creados bajo el manto de aquello que se llamó “Asamblea por Tenerife”.

Allá en donde obtuvieron representación se han alineado con la derecha más dura de Canarias, llegando, incluso a ostentar primeras tenencias con concentración de áreas de poder en y por un solo representante.

Nada me hace ver un motivo, ni interés de continuidad, de tales organizaciones electorales, salvo el de desviar voto progresista a su seno e impedir nuevamente que la opción socialdemócrata y socialista tenga la suficiente representación. Así ya ocurrió con otro tipo de plataformas en las Islas Orientales.

Mucho menos veo intención de acción política seria, con propuestas realistas y fundamentadas para ofertar a la ciudadanía como propuesta de gobierno para España, ni para la parte que supone este país canario (esta carencia, no obstante, nunca ha sido impedimento para que CC, por su parte, se haya presentado en otras ocasiones).

Reflexiones ante las próximas elecciones generales.

Creo imprescindible mirar al frente y caminar hacia la próxima primavera, fecha, al parecer, probable para la convocatoria de las elecciones que definirán nuestro futuro próximo.

Me resisto a ver esta tierra como un conjunto de departamentos estancos -los reinos de taifas poco futuro tuvieron-, como un grupo de poderes insulares que responden a este u otro poder mediático o empresarial, por muy fuerte e influyente que sea tal o cual “poder” respectivo.

En Canarias el Partido Socialista ha tenido un gran avance, un gran avance cuando se ha tenido el concurso de buena parte de sus seguidores, de sus afines, de aquellas personas de sentir progresista. Esto no ha sido igual para todos.

El denominador común de todos los lugares en los que no se ha ganado, o incluso de donde no se ha ganado como se esperaba, ha sido la abstención de parte del electorado socialista/progresista y la no incorporación significativa del voto joven (que exige y no perdona, coherencia de acción, transparencia exquisita en la distribución de los puestos –sin comprender dobletes, asesorías duplicadas con puestos en concejos bancarios- o falta de unidad en el mensaje). He ahí el principal problema a la hora de afrontar elecciones, de forma que lo ocurrido hasta el momento en estas convocatorias es aviso que enciende las luces rojas de cara a las próximas citas electorales.

Es este balance entre éxitos y fracasos el que explica que, a pesar de poder considerar que el PSOE ha resuelto bien las elecciones municipales y autonómicas, encontremos un su seno la sensación de una militancia abrumada, invadida por una perplejidad que recorta el entusiasmo que sería de desear que hubiera. No cabe duda que la falta de victoria en plazas como la de La Laguna o Tenerife, en Ayuntamientos y el “no-gobierno socialista aunque haya ganado” en la Comunidad, con el carácter emblemático que se concede a estas instituciones, es difícil de compensar por más que el cómputo global sea favorable.