Si yo me hubiera muerto ayer (11 de abril, sábado "santo" por la mañana, además de ser un fantasma bastante parlanchín y fastidioso, a la par de mal escritor), y lo hubiera hecho en casita, como mi tía Sole, que en paz descanse, que mientras comía con sus hermanas soltó un "estas papas están amargas" (sic) posando su cabeza sobre su hombro y expirando, así sin más, aún tendría problemas para ser "enterrado".
Enterrado, cremado, fosilizado o lo que mis dolentes se pudieran permitir. Más que nada por un simple detalle: ayer en Tenerife no había forense. Si, forense, el médico ese que sale en el CSI haciendo 50000 pruebas a 23 "cuerpos presentes" en dos santiamenesjesús. Aunque ayer más bien pensaba que se referían al forense de Gila, que no era ni médico ni nada, que simplemente pasaba por ahí y que como tenía un "for"...
No se si se nota el nivel de ironía. Es que no puedo expresarme de otra manera. Porque o ésta o la indignación... y de esa yastoycansado.
En la noche del viernes al sábado falleció un compañero, en casa, en su cama, mientras dormía. En esas circunstancias para ser enterrado debe de realizarse una autopsia, trámite en lo normal. No se le pudo hacer ayer, según parece si había un/a funcionario/a adscrito al servicio con obligación de guardia. Guardia que disfrutaba según me comentaron esta mañana en la playa del Médano, pero ya sabemos cómo son las lenguas de velatorio. Hasta este mediodía no pudo ser entregado a sus familiares, y hasta este mediodía éstos no pudieron iniciar el proceso de duelo, algo que dadas las circunstancias espero que sea un camino que transiten lo más rápido posible.
La conclusión es que en Tenerife no te puedes morir en día de fiesta, y mucho menos en puente. Junto al compañero se encontraban tres fallecidos en similares circunstancias, algo normal, cosas de la propia vida, que es lo que tiene, que va un día y se acaba.
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